28 abril 2024

Guerrilleros antifranquistas de la Serranía de Ronda y las Sierras Orientales de Cádiz


OPERACIÓN RECONQUISTA DE ESPAÑA 1944. INVASIÓN DE GUERRILLEROS ANTIFRANQUISTAS  POR EL VALLE DE ARÁN.

                                      En 1942, promovido por la cúpula del PCE en Francia y con el apoyo de los aliados que perseguían evitar la entrada de España en la Segunda Guerra Mundial, reunidos secretamente en una granja próxima a Montauban cerca de Toulouse, se creó una organización antifranquista bajo el nombre de Unión Nacional Española (UNE). Su fin fue agrupar fuerzas donde se integraron disidentes de otros grupos políticos para luchar y derrocar el régimen franquista, a la vez que contribuyó a combatir a los nazis en Francia. Esta organización apoyó con todas sus fuerzas al movimiento guerrillero llegando a tener en 1944 a 21 agrupaciones, siendo compuesta la gran mayoría de ellas por el PCE y el PSUC.

Archivo: Gorka Ferrandiz. Historia General


                                   En agosto de 1944 hubo en Madrid una reunión clandestina de dirigentes del PCE para implantar la UNE en España. Convencidos que, España había entrado en una etapa prerrevolucionaria, que a la mínima habría una insurrección popular instaurándose la Tercera República y, habida cuenta que los alemanes se habían retirado de las fronteras franco española, creyeron el momento oportuno de gestar una invasión desde Francia atravesando los Pirineos con miembros españoles del maquis, integrados en la Agrupación Guerrillera Española y, que ello llevaría a un levantamiento de la población civil.

Archivo: Foro de guerrilleros en el Pirineo bearnés, publicada en el periódico
La Dêpeche du Midi, vía Naiz


                              La operación Reconquista de España que es como se denominó, se llevó a cabo por republicanos españoles exiliados miembros del maquis francés que en el verano de 1944 fueron los artífices de la liberación de la ocupación nazi de cerca de una veintena de departamentos de algunas regiones del sur de Francia, entre ellos, Toulouse, capital de departamento del Alto Garona.

                                          El 19 de octubre de 1944 se inicia la ofensiva penetrando por el Valle de Arán. Sin entrar en demasiados detalles sobre esta invasión ya que sería muy largo de contar, decir que, la Agrupación Guerrillera Española invasora contaba con unos efectivos de 4.000 hombres (las cifras difieren según las fuentes), al mando de Vicente López Tovar y Joaquín Yufera, mientras el Ejército franquista al mando de José Moscardó, Rafael Garcia Valiño, Juan Yagüe y José Monasterio Ituarte entraron en liza con 50.000 combatientes. La aplastante superioridad numérica del ejército de Franco bien pertrechados frente a los guerrilleros españoles deficientemente armados y la inacción de la sociedad civil española agotada tras una guerra, fueron determinante en el estrepitoso fracaso de la operación, que apenas duró seis días, teniendo que replegarse los invasores a Francia. 
                
Guerrilleros españoles antifranquistas que participaron en la invasión frustrada por el Valle de Arán en octubre de 1944, denominada Operación Reconquista de España 1944.
 Archivo: Foro por la Memoria

   
                                  El siguiente documento es una hojilla de propaganda de la Junta Regional de Unión Nacional, dirigida en mayo de 1945 a los andaluces.

 Revista Cilniana 19/2006: 59-84, ISSN 1575-6416, La caída en 1945 de una
 organización clandestina comunista en Marbella, San Pedro Alcántara y
 otras localidades de la zona occidental de Málaga,
trabajo de
José Aurelio Romero Navas


                                La Unión Nacional Española (UNE) fue disuelta el 25 de junio de 1945 mediante una declaración de la junta suprema del PCE en Francia.

GUERRILLEROS ANTIFRANQUISTAS
DE LAS SIERRAS ORIENTALES DE LA
PROVINCIA DE CÁDIZ Y LA SERRANÍA DE RONDA.

                                 En este artículo sólo vamos a tratar la zona de la Serranía de Ronda y las Sierras Orientales de la provincia de Cádiz con los guerrilleros que en ella operaron y que por un motivo u otro tuvieron relación con Estepona.

                                Tras finalizar la Guerra Civil, miles de integrantes del Ejército Popular de la República que estuvieron implicados en movimientos políticos de izquierdas o simplemente simpatizantes que no pudieron huir al extranjero y por temor a las represalias del régimen, siguieron combatiendo a los sublevados en una guerra de guerrillas muy desigual echándose al monte, donde su principal objetivo era salvar la vida. La gran mayoría de combatientes que fueron fieles al gobierno de la República legalmente establecido y que se opusieron activamente a la sublevación militar al principio de la Guerra Civil o a lo largo de ésta, fueron reprimidos brutalmente. Hubo algunos que ya antes de finalizar la guerra, ante el avance de las tropas nacionalistas, eligieron la guerra de guerrilla en los montes. A éstos se le sumaron milicianos y evadidos de las cárceles y campos de concentración. Este movimiento guerrillero de resistencia armada, supuso no pocos quebraderos de cabeza a la Guardia Civil. El bloqueo informativo fue absoluto. Franco se preocupó muy mucho de que a excepción de las áreas afectadas- que por motivos obvios estaban al corriente de todo, como es el caso de Estepona- se desconociera las actividades del maquis. Las pocas publicaciones que había sobre el maquis en la prensa franquista, eran las que recogían como grandes logros la captura o ejecución de algunos de los guerrilleros, aprovechando para emplear una propaganda negativa desprestigiando, y calificándolos como bandoleros o simples delincuentes para así, despojarlos y desvincularlos de cualquier significación política y social.

Archivo: Pinterest, vía Hans Castillo


                                        Al finalizar la guerra en 1939, el movimiento guerrillero fue en principio, una huida hacia el monte de grupos de pequeñas partidas independientes relativamente incontroladas, donde primaba sobre cualquier otra consideración, la supervivencia. Estos grupos dispersos fueron el germen de las posteriores agrupaciones guerrilleras. Más tarde, a finales de 1944 se introdujeron en España elementos comunistas para organizar y dirigir a los rebeldes. Bajo el auspicio de Partido Comunista Español (PCE) se conformaron en grandes agrupaciones guerrilleras convirtiéndose en un movimiento militarizado de guerra de guerrillas.
 
Guardias Civiles en 1950 Archivo: W. Eugene Smith


                               Los guerrilleros comenzaron su lucha en zonas de acción donde la orografía les era favorable, es decir, en zonas montañosas y rurales: Cordillera Cantábrica, Macizo Galaico, Montes de León, Sistema Ibérico, Sistemas Béticos,... 

                                 Existía la guerrilla del monte y la del llano. Esta última estaba formada por una importante red humana, en su mayoría labradores habitantes de cortijos y caseríos, parientes, esposa, hermanos, padres, hijos y simpatizantes que estaban en contra del nuevo régimen dictatorial impuesto, que pertenecían a las Organizaciones Comunistas de los pueblos y servían de enlaces a los guerrilleros, proporcionándole la intendencia: alimentos, ropa, armamento, medicinas, información, propaganda, cartas, comunicación con las organizaciones clandestinas y sus familiares, dándoles también cobijo en caso de necesitarlo. La guerrilla del llano era una población acosada y vigilada bajo el punto de mira de la Guardia Civil. Los enlaces fueron de capital importancia en la supervivencia de la guerrilla. Corrieron casi tanto o más riesgo que los del monte. Por otra parte, como éstos subsistían merced a los suculentos rescates que pedían por los secuestros de gente adinerada, los del llano que en la mayoría eran trabajadores del campo y pasaban por una hambruna de posguerra y una situación económica precaria, también se beneficiaban económicamente de aquellos. En este contexto, la mujer tuvo un papel crucial en la guerrilla del llano, sirviendo de enlace con los guerrilleros de la sierra y llevando a cabo sus actuaciones en situaciones de auténtico peligro. Sufrieron, acoso, coacción y torturas para que los delataran. La violencia se desató contra estas mujeres, acusándolas de colaboradoras de la guerrilla o porque simplemente estaban emparentadas con miembros de la misma. Esta labor no fue suficientemente reconocida por la historia, siendo silenciada por cuestiones políticas y de género. Los resistentes sabían que su familia no les abandonaría, y como consecuencia, sufrieron al igual que ellos la brutal y salvaje represión de los agentes del orden.            
Archivo: Nueva Tribuna.es, 22-12-2020



                                          Los uniformes de combate de los guerrilleros era el pantalón de pana, la camisa caqui y la boina. Como dato curioso, entre todos los pertrechos, ropa, alimentos, etc. que les suministraban los enlaces del llano, había un producto muy singular que no era otro que una colonia muy conocida en los años de la posguerra, Maderas de Oriente, con la que rociaban sus calzados para evitar que los perros sabuesos de la Guardia Civil los localizaran. [1]

                                            Estaban informados diariamente del transcurso de la Segunda Guerra Mundial, por un periódico inglés que se editaba en español en el Peñón de Gibraltar, que le pasaban de contrabando. También leían el diario de la resistencia titulado República que se publicaba en Granada [2].

 

 
Maquis en 1940. Publicada en  El Confidencial



                          Unos de los métodos que utilizó el régimen franquista para acabar con la guerrilla fue la creación de las contrapartidas. Estos eran grupos de guardias civiles que vestían la misma indumentaria de los guerrilleros. Su misión era descubrir quiénes eran los enlaces de la guerrilla y para ello recorrían cortijos, haciendas, caseríos etc. haciéndose pasar por maquis. Pedían comida y cobijo. Si al día siguiente éstos no eran denunciados a la Guardia Civil, eran detenidos e interrogados por colaboracionistas. Esto desestabilizó sobremanera la estructura entre los enlaces y la guerrilla del monte; aquellos a partir de entonces, mostraron gran desconfianza porque no sabían si eran verdaderos maquis o las contrapartidas los que pedían ayuda. Las numerosas detenciones que se practicaron desde la creación de las contrapartidas fueron determinantes para que la población rural que les apoyaba dejaran de hacerlo, desistiendo de ayudarles ante el temor de ser encarcelados y torturados, dejándolos aún más aislados si cabe. Obviamente, los que siguieron apoyándolos fueron los familiares: esposas, padres, hijos, etc. aún a sabiendas que podrían ser torturados y maltratados por las fuerzas represoras.  

                      Contra los pueblos que habían apoyado al maquis proporcionándoles refugio o alimento, se ejerció una represión brutal. El paradigma de esa brutal represión lo tuvimos en la persona del sanguinario teniente coronel de la Guardia Civil, Manuel Gómez Cantos de tan funesto recuerdo para Marbella, donde estuvo destinado durante la I República y posteriormente de nuevo tras la toma de la ciudad por los sublevados en 1937 y para los pueblos donde posteriormente pasó, dejando a su paso una estela de terror, sangre y muerte.[3]

Foro Policía

                       Sin entrar en demasiados detalle sobre este siniestro personaje ya que en internet hay suficiente información de trabajos muy rigurosos al respecto, decir que, en 1942 fue destinado a la Comandancia de Cáceres (Extremadura) para combatir al maquis. En el pueblo de Alía tras haber hecho una incursión los guerrilleros el 28 de agosto de 1942, este mando de la Guardia Civil fusiló a 30 vecinos del pueblo elegidos aleatoriamente, - personas que no tenían vinculación alguna con la guerrilla- como represalia, para aterrorizar a la región y para que sirviera de ejemplo y que en el futuro no tuvieran tentación de ayudarles. Esto mismo quiso hacer en el pueblo de Castilblanco (Badajoz). Esta vez eligió a 90 personas para ejecutarlas, pero ahí se encuentra con Ambrosio Eransus, un párroco navarro bragado que había estado en la guerra con los requetés llegando a comandante castrense que le espetó: "Oye, tú, si se te ocurre molestar a algún vecino, te busco y te pego un tiro. Si tú eres teniente coronel, yo soy comandante del Ejército". En Mesas de Ibor (Cáceres) no tuvieron esa suerte. En abril de 1945 un grupo del maquis tomaron el pueblo por unas horas desarmando a cuatro guardias civiles. Enterado de esto, el sanguinario mando de la G.C. montó en cólera y personándose en el pueblo ejecutó inmisericordemente a los tres compañeros por "cobardes",- uno había fallecido a consecuencia de las heridas de los maquis- sin concederles siquiera los Santos Sacramentos, hecho que la Iglesia consideró "reprobable", dándole más importancia a los Auxilios Espirituales que a la pérdida de la vida de los tres infortunados guardias civiles.

                          En otra ocasión, habiendo llegado a sus oídos que el corneta de la Comandancia tenía parentesco con un maquis, lo fusiló por "traidor". [4]

Manuel Gómez Cantos. Tte. Col. de la
Guardia Civil.  Archivo:

   
                   A partir de 1946 se inició el declive de estas organizaciones guerrilleras, debido a varios factores a tener en cuenta: la feroz represión ejercida por la Guardia Civil en los pueblos que ayudaban al maquis y la creación de las contrapartidas; la decepción de la resistencia ante la inacción de las potencias internacionales que habían vencido al fascismo en la Segunda Guerra Mundial, que tantas expectativas habían depositado en ellos frustrando su esperanza de que hubieran hecho lo propio acabando con el régimen dictatorial de Franco. Por contra, estos países  reconocieron al gobierno franquista apoyando al dictador y, enviando a sus embajadores a restablecer relaciones diplomáticas con el nuestro, demostrando que sus intereses eran otros bien distintos a los esperados, y por último, la pérdida del apoyo del PCE que, tras la reunión de la delegación de dicho partido en el exilio con Stalin en el Kremlin a finales del verano de 1948, encabezada por la secretaria general Dolores Ibarruri y el Buró Político, Santiago Carrillo y Francisco Antón, suspendieran la ayuda táctica y estratégica a sus agrupaciones guerrilleras y el abandono de la lucha armada, dando un giro y trasladando la lucha a las fábricas, los centros obreros e infiltrándose pacíficamente en los sindicatos de la dictadura,[5] abandonándolos a su suerte, llegando incluso a ordenar el asesinato de los jefes guerrilleros que se negaran a dejar el monte. 

                                            Arturo Pérez Reverte dijo lo siguiente al respecto: “[…]un puñado de tipos acosados como perros por los montes, liquidados uno a uno por las contrapartidas de la Guardia Civil y el Ejército, mientras los responsables políticos que estaban en el exterior se mantenían a salvo, incluidos los que vivían como reyes en la Unión Soviética o en Francia, lavándose las manos y dejándolos tirados como colillas […]”.

Maquis en 1948. Archivo: José Ramón García Gandía. Publicada en Pinterest


                                            Aun así, la guerrilla siguió operando por su cuenta, pero sin ayuda del exterior ni de los enlaces del llano y, notablemente diezmados, terminaron abocados a cometer actos propios de delincuentes comunes, incrementando los secuestros, robos y asaltos para obtener lo imprescindible para sobrevivir convirtiéndose en auténticos bandoleros, término que rechazaban ya que se sentían verdaderos guerrilleros antifranquistas que se habían dejado la piel por sus ideales.“[…]No somos bandoleros ni atracadores ni estamos dirigidos por extranjeros, como dice calumniosamente la propaganda falangista. Franco podrá golpearnos, pero no difamarnos. Somos españoles de la cabeza a los pies como lo era El Empecinado, como lo era Mina, como lo era Riego, como lo era Mariana Pineda[…]” [6]

                             "Los maquis no fueron héroes ni demonios, sino hombres y algunas mujeres atrapados en la grieta de un compromiso político sin esperanzas de victoria contra una dictadura implacable que apenas dejaba resquicio a la supervivencia". [7] 
      
                     Acorralados ante el hostigamiento sistemático y la persecución implacable de la Guardia Civil y la policía franquista, poco a poco fueron sucumbiendo sufriendo cada vez más bajas. Aunque en 1952 se dio por extinguida la guerrilla, aún quedaba un reducido número de ellos que a principios de 1960 fueron abatidos, fecha en que oficialmente se dio por exterminada.

Guardias civiles en 1950. Archivo: W. Eugene Smith





GUERRILLEROS ANTIFASCISTAS

José Chicón Martín , (Chicón)

                      José Chicón Martín natural de Pujerra (Málaga) y vecino de Estepona. Nacido el 15 de octubre de 1902, hijo de Joaquín y Carmen. Vendedor ambulante y ex guardia civil. Casó con Raimunda. Tuvieron cuatro hijos: José, Manuel, Ángeles y Carmen. Vivieron en Arroyo de las Cañas, La Resinera, (Estepona) [8] trasladándose posteriormente a la zona del Cortijo de Cortes, cerca del campo de Golf del Atalaya[9].

                            Durante la guerra, fue comandante del ejército republicano estando al mando del Batallón México y de LII Brigada, allí conoció a otro esteponero, José Grimaldi Navarro cuando éste era teniente de dicha brigada. Finalizada la guerra, fue detenido en Estepona, siendo procesado y condenado a la pena capital que más tarde sería conmutada por 20 años de prisión. Salió en libertad vigilada el 28 de febrero de 1944. 
                                  Como militante del PCE, tras salir de prisión, se introdujo en la recién creada Junta Regional de Unión Nacional, organización clandestina mencionada en la introducción, de la que formó parte en la jerarquía provincial de Málaga. Una de sus misiones era conseguir adeptos en la provincia para esa organización. Empezó poniéndose en contacto con compañeros que combatieron con él en la Guerra Civil como el mencionado esteponero José Grimaldi (33 años, soltero y, vendedor ambulante de pan y teniente de las milicias rojas durante la Guerra Civil) perteneciente al PCE y que tenía contactos con destacados miembros de la organización de Málaga.
                                      Antonio Campos Roldán secretario provincial de dicha organización, nombró a Grimaldi como jefe de Estepona y a Chicón jefe de Marbella.
                                           Grimaldi comenzó a captar adeptos - sin mucho éxito- para organizar células del partido en Estepona en su círculo de amigos y conocidos tales como: José Ortiz Caravaca, perteneció antes de la guerra a la JSU (Juventudes Socialistas Unificadas), empleado del Banco Español de Crédito y representante de vinos; José Blas Muñoz; Antonio Infantes Domínguez; Ramón García García, maestro nacional depurado tras la guerra y secretario de la FETE; Gabriel Nogales Sánchez, 35 años, casado, escribiente del Ayuntamiento y capitán durante la Guerra Civil con propuesta de ascenso a Comandante. Formó parte del Comité de Carabineros de Estepona; Manuel Vallejo Blanco, de 28 años, maestro nacional en la Viñuela y en Estepona; Tomás Vallejo León, 34 años barbero; Antonio Narváez Fernández, (40 años, soltero) ... A esas reuniones también acudía con cierta regularidad, Ramón García García, 42 años, casado, natural de Huéscar, maestro y antiguo secretario de la FETE-UGT (Federación Española de Trabajadores de la Enseñanza) -por lo que sufrió condena- con quien coincidían sus ideales, pero nunca le hablaron de la naciente organización, sólo hablaban del desarrollo de los acontecimientos políticos. 
 

Mundo Obrero, 11/2/1983, nº 215, vía Ana María Burguillo 


                                         En agosto de 1945 hubo una redada por parte de Guardia Civil donde cayó Chicón junto a 104 correligionarios de esa organización de Málaga y provincia, siendo procesado junto a los esteponeros anteriormente citados, el cual, cumplió condena por su implicación en dicha organización clandestina junto a Grimaldi y unos cuantos más. Otros esteponeros fueron citados por el juez donde testificaron en su defensa que sólo fueron informados por Grimaldi y Chicón de la existencia de dicha organización, pero que nunca pertenecieron a ella, siendo absueltos.  Con la desarticulación de las células de esa formación clandestina, el PCE vio frustrada su esperanza de instaurar dicho partido en Málaga y provincia. 

                              Chicón ingresó en prisión en septiembre de 1945, siendo procesado en enero de 1946 y fugado de la prisión de Málaga el 1 de mayo de 1946 junto a 26 presos tras haber excavado una galería en una dependencia junto a la enfermería “[…] llevaba quince días en la enfermería, aunque él no tenía conocimiento de lo que se estaba tramando, dos noches antes cerraron la celda con llave, cosa no frecuente, así como también apagaron la luz. Lo mismo sucedió a la siguiente noche, así como la noche en que se produjo la evasión. Él se quedó dormido cuando al rato, sin poder precisar el tiempo transcurrido, sintió que abrieron la puerta, creyendo que era el oficial de servicios, pero observó que de los presos que se encontraban con él en la misma celda, vio salir a dos con una taleguilla en la mano ya la extrañarle lo realizado por estos dos presos, se asomó a la puerta de la celda y vio a varios más que se dirigían a una celda que estaba en el extremo de la galería en la cual al penetrar vio que había un boquete en el suelo que permitía el paso de un hombre con dificultad pero que él se introdujo saliendo al exterior. Una vez que se vio en libertad marchó solo, en dirección a Sierra Bermeja a donde llegó aproximadamente al mes de su evasión y permaneciendo en la misma por espacio de mes y medio. Transcurrido este tiempo se reunió a una partida de guerrilleros con los que ha permanecido unos dieciséis meses, hasta que ha efectuado su presentación voluntaria a las autoridades de Ronda”. La requisitoria de su búsqueda salió publicada en el BOP de 9 de agosto de 1946. [10]
 
Boletín Oficial de la Provincia de Málaga, 9/8/1946


                                        Tras la fuga, fue caminando por los campos y sitios menos concurridos en dirección a Sierra Bermeja tardando un mes en llegar. Iba enviado por el PCE para incorporarse a la lucha de guerrillas. Allí conoció a Pablo Pérez Hidalgo Manolo el Rubio líder de la Agrupación Guerrillera Stalingrado quien en 1945 habría convocado a un grupo de representantes de varias partidas y grupos guerrilleros con objeto de crear la Junta Nacional de Guerrilleros Antifascistas del Sector Sur en un intento de aglutinar bajo una misma estructura político-militar y un mando único a los grupos de guerrilleros de distintas ideologías que operaban en las provincias de Cádiz y Málaga. Una vez constituida dicha formación, se designó en acuerdo asambleario a José Chicón Martin como Jefe Político, en tanto que Pablo Pérez Hidalgo Manolo el Rubio asumió el cargo de Jefe Militar y Juan Vígil de Quiñones el de lugarteniente.[11]  

                                        En diciembre de 1947, Chicón desertó entregándose a la Guardia Civil de Ronda causando una baja muy importante en la guerrilla ya que era el enlace político con el PCE. Fue procesado en Málaga. El 5 diciembre de 1948 y condenado a tres años de prisión a cumplir en el Penal del Puerto de Santa María. A partir de ese procedimiento solicitó varias instancias de indultos siéndoles denegadas. Permaneció recluido en la prisión gaditana desde el 24/4/1949 hasta el 1/9/1953. Su compañero José Grimaldi Navarro fue condenado a dos años[12] . Tras salir de prisión, su último domicilio fue en el barrio de la Divina Pastora de San Pedro de Alcántara donde falleció el 22 de diciembre de 1982 a los ochenta y un años de edad.

 José Flores García, (Chato Cuarterón)

                                 José Flores García, Chato Cuarterón". Natural y vecino de Estepona (Málaga). Nació en 1914, hijo de Antonio e Isabel, de profesión labrador. Afiliado a la UGT. Al estallar la Guerra Civil, fue reclutado por el Ejército Republicano, pasándose a los sublevados en febrero de 1937 cuando éstos entraron en Málaga. Posteriormente fue hecho prisionero por los republicanos.  En 1939 con sólo veinticinco años se echó al monte integrándose en la partida de Pablo Pérez Hidalgo (Manolo el Rubio), de quien se escindió en 1942 uniéndose a Los Morenos de Cortes. A finales de 1943 se separó de éstos formando un pequeño grupo de guerrilleros denominado la partida del Chato Cuarterón que lideraría y cuyo centro de acción sería Sierra Bermeja y la zona oriental de Cádiz. En 1945 entró a formar parte de la Junta Nacional de Guerrilleros Antifranquistas del Sector Sur. Ahí debió estar poco tiempo, ya que desde finales de 1945 hasta 1949 estuvo operando por su cuenta. Fue en ese año cuando entró a formar parte de la recién creada Agrupación Fermín Galán.[13]

                                      Antes de la guerra trabajó en la finca de Francisco Atienza López, en la zona más extrema del río Padrón, al piedemonte de Sierra Bermeja, tierras donde se encuentra la bocamina hundida en el mismo entorno de la mina Conchita que fue propiedad de éste.

                                 Allí, en esa finca, fue muy apreciado por toda la familia. Él mismo enseño a andar a Antonia, la hija de Francisco, que tenía escasos meses de edad. También la distraía en sus juegos infantiles arrastrándola en una espuerta.

Guerrilleros en 1942. Archivo: Público (Madrid) 17/3/2023


                                De nada sirvió los vínculos afectivos con la familia Atienza cuando estando en el monte en la guerrilla, secuestró por tres veces a su antiguo patrón, teniendo que pagar Teresa Macías, su esposa, una fuerte cantidad de dinero por los rescates. Como siempre ocurría en estos casos, la pobre mujer temía por la suerte de su marido en manos de los maquis y por otro lado también a la Guardia Civil por no haber denunciado el secuestro que era un delito grave y para mas inri, tenía un yerno guardia civil (novio de su hija Antonia) al que no podía contar nada para no causarle problemas. Cierto es, que, de estos tres secuestros, dos de ellos lo perpetró la partida de Los Morenos de Cortes a la que pertenecía Cuarterón, siendo el tercero por cuenta de este último cuando lideraba su propia partida. Estos tres secuestros fueron puntualmente incruentos, llegando incluso a justificarse lastimosamente el guerrillero ante su antiguo patrón, argumentándole que el hambre le daba severas dentelladas a su estómago.

                              Vivió en la calle Torrejón número 26 [14]. Su familia regentaba una pescadería [15].
 
                                Su novia, Anita Ortega, una joven alta, frágil y muy delgada, de tez excesivamente pálida, -posiblemente debido a la tuberculosis que padecía-, vivió en una casa esquina con calle Sevilla y plaza Pozo Prado, donde posteriormente, -en una época relativamente más reciente- hubo una carnicería perteneciente a  Bernardo Sánchez.

                       Era sobrina de El Temprano, el que fuera socio de Falucho en la famosa bodega homónima de Plaza del Ejido.

                         Cuando Cuarterón se echó al monte venía con frecuencia a visitar furtivamente a su novia con el típico traje de pana de los guerrilleros y dos pistolones al cinto que él llamaba sus tomateras[16]. Una de las noches que fue a verla, hubo un chivatazo y casi a punto estuvo la Guardia Civil de apresarlo. Escapó saltando por los tejados hasta calle Sevilla, de allí bajo por calle Ancha hasta llegar a Plaza Bejines y entrar por una alcantarilla que había en la actual plaza de Francisco Umbral (Barrio del Cristo) que desaguaba en el huerto de Curro Cano y desde ahí que todo era campo abierto, emprendió el camino hacia el monte.

                             Dicha alcantarilla se encontraba en el patio de una resistente de la guerrilla del llano tras una pequeña puerta de madera pintada de rojo que al comienzo era relativamente amplia y a medida que avanzaba hacia calle Casares se iba haciendo más angosta. La hermana de ese enlace era una guerrillera que se unió con su marido a los maquis de la sierra. Allí dio a luz a dos hijas en el intervalo de tres años, a las que furtivamente trajo de noche a su hermana para que las criara. Una de ellas murió a edad muy temprana y la otra, afortunadamente vive en Estepona y es una persona anónima. 

 
                          Como he comentado anteriormente, Anita y su familia estaba en el punto de mira, la Guardia Civil sabía que el guerrillero bajaba periódicamente de la sierra a visitarla porque se encontraba gravemente enferma. Una noche, un guardia civil vio salir de la casa de la novia a alguien que le pareció Cuarterón y, entró a preguntar quién era el individuo que había salido. En el interior se encontraba la joven Anita y sus padres alrededor de una mesa donde había cuatro sillas. Éste preguntó quién había estado sentado en la silla vacía, le dijeron que no había habido nadie, a lo que el guardia civil con gran olfato profesional, tocó el asiento y vio que aún estaba caliente, de modo que no le quedó la más mínima duda que era él quien había estado allí. 

                                 "[...] Chato Cuarterón fue uno de los miembros de las partidas más buscado. Sin embargo, sus visitas a Estepona eran frecuentes, se veía con su novia en el río Castor, él mismo la advirtió que la gente de la sierra se reunía en el café que su tío regentaba en la plaza del Egido. Estrechamente vigilados sus familiares, una noche fue sorprendido en la casa de su novia, logrando escapar[...]" [29]                       

                          Anita y sus padres, sufrieron acoso y coacciones por parte de la Guardia Civil para que delatara el lugar donde se encontraba el novio de aquella, como ninguno colaboró con las autoridades, en represión, encarcelaron a Francisca, su madre, pero no así a Anita que se encontraba gravemente enferma.[28] "[...] A la novia de "El Chato Cuarterón", una grave enfermedad la libró de la prisión, después de que el juez la considerara encubridora. La Guardia Civil supo de los contactos de Ana Ortega con su novio porque este intentó protegerla, alertándola del peligro que corrían sus familiares. Fue procesada pero el juez decretó que cumpliera prisión en su domicilio. Tenía 20 años cuando falleció en enero de 1943 de tuberculosis pulmonar. Hasta ese momento, su novio al que poco antes habían sorprendido en su domicilio no tenía a su cargo la serie de asesinatos que le fueron atribuidos con posterioridad.[29] Un fatídico día en que Francisca estaba mirando a través de los barrotes de la cárcel, divisó un cortejo fúnebre y se preguntó de quien sería, pero en su fuero interno el sentimiento maternal le hizo intuir que era el de su hija, como desgraciadamente así fue. Los agentes policiales no le comunicaron el óbito, ni permitieron despedirla por última vez.[28]

                        Si exponemos la historia como la conocemos y desde una perspectiva lo más imparcial y aséptica posible, no todas las fechorías que le atribuyeron al Chato Cuarterón fueron de su autoría. La mayoría no se pudo demostrar fehacientemente que él fuera el autor. 

                              El siguiente texto entrecomillado es un extracto del libro, Los días de la ira. Entre Mijas y El Guadiaro, de la República a la Sierra, de Lucía Prieto Borrego, donde relata el asesinato de Cristóbal Navarro Clavijo y su cuñado Pedro Partal Flores durante una cacería por el río Velerín, atribuido a Cuarterón al que no se le pudo probar su autoría: “[…] Muy frecuentemente, delitos de naturaleza común fueron imputados a los resistentes de la sierra a los que también se atribuyeron en ocasiones la autoría de venganzas privadas. Tampoco fueron aclarados los oscuros asesinatos de Cristóbal Navarro Clavijo y Pedro Partal Flores.

Cristóbal Navarro Clavijo. Archivo: Ana Pérez

Pedro Partal Flores. Archivo: Isabel Vázquez Partal


Cuñados entre sí, salían con frecuencia a cazar en los alrededores del río Velerín. Aparecieron muertos, el 18 de enero de 1945, en un camino forestal, después de que sus familiares alertados por su tardanza salieran a buscarlos. Conservaban la munición de sus escopetas pero no las armas, los animales que habían cazado, el pan y los alimentos para la jornada. No parece que el móvil fuera el robo. Varios hombres que cazaban en los alrededores fueron interrogados negando haber visto a nadie. Pero las investigaciones sacaron a la luz que Pedro Partal fue secuestrado en 1944 por José Flores quien hizo llegar a la esposa del secuestrado – Isabel Navarro Clavijo- una carta en la yegua de su marido. Le exigió 10.000 pesetas, que la mujer personalmente entregó al “Cuarterón” en la “Huerta del Obispo”, junto a él estaba, “Guitita”, a quien Partal conocía perfectamente por ser primo de su esposa. También un hermano de Cristóbal Navarro implicó a “Cuarterón” en un supuesto secuestro no consumado de su padre. Los familiares de los dos asesinados atribuyeron a la envidia que José Flores y Andrés Navarro Partal sentían hacia ellos el móvil del crimen. La Guardia Civil, por su parte, basándose en que junto a los cadáveres apareció munición de un fusil máuser y que solo “El Cuarteron” poseía un arma de estas características le atribuyó ambas muertes. Pero en realidad, en el proceso no existe evidencia objetiva que pruebe quien mató a los dos cuñados, objeto de una violencia que parece más privada que política, dado que víctimas y supuestos verdugos estaban emparentados [...]”. Con motivo del asesinato de Cristóbal Navarro y Pedro Partal, fueron detenidos los dos hermanos de "Cuarterón" y la madre y los tres hermanos de "Guitita". Aunque los informes de las autoridades locales y de la Guardia Civil los consideraban de buena conducta y sin vinculación política alguna, todos ellos estuvieron varios meses encarcelados[...] [29]


             La historia de su detención fue la siguiente: Una noche que apareció a visitar a su novia, como ya la Guardia Civil estaba sobre aviso, incrementaron los números de agente y extremaron la vigilancia en la casa de Pozo los Palos, una vez más el guerrillero se zafó y escapó por la alcantarilla mencionada anteriormente. Esta vez los guardias le siguieron muy de cerca y, cuando salió de la alcantarilla, llegando frente a la viña de Orellana -actual comercio de Persianas Ruiz, aunque la familia asegura que fue por la ladera de la fachada oeste del actual Centro Padre Manuel - saltó una empalizada y tropezó cayendo cerca de un pozo donde lo alcanzaron y abatieron de cinco balazos, no sin antes herir en una pierna[28] a Cristóbal Tocón uno de los agentes,[29] herida que le causó una cojera de por vida. En el bolsillo de su pantalón de pana, color miel, encontraron una novela del oeste[17].

                                      Los guardias civiles que lo abatieron fueron: Miguel Merchán Claramonte y un compañero apellidado Valadez oriundo de Casares familia de los Caracoles. Por esta acción, los agentes fueron condecorados.

                                            Chato Cuarterón fue abatido el 3 de diciembre de 1945, siendo llevado al cementerio en un carro sin ataúd y cubierto únicamente por una sábana. Esta forma atípica y vesánica de enterrar a los rebeldes no era casual. La exhibición pública y el ultraje a los cuerpos exánimes de los guerrilleros abatidos, estaba metódicamente estudiada por los represores para infundir terror entre los vecinos de los pueblos en cuyo término había tenido lugar la muerte.

                                      Al cortejo fúnebre que presidía un joven Padre Manuel y sus monaguillos, Pepe Janeiro Horrillo y los hermanos Fuillerat amigos de aquel, se unió una gran multitud de vecinos. 
 
                                      A los pies de la escalinata del cementerio lo esperaba un grupo de agentes de La Brigadilla que tomaron nota de los nombres de todos y cada uno de los que asistieron al entierro, multándolos con 25 pesetas, multa que les fue condonada gracias a la intercesión del Padre Manuel ante dicho cuerpo policial. Sus restos mortales descansan en el cementerio de la Lobilla, en un lugar indeterminado que por expreso deseo de su familia, no puedo revelar.

Tumba de José Flores García, Chato Cuarterón en el cementerio antiguo de La Lobilla



 

                  Pablo Pérez Hidalgo, (Manolo el Rubio), (El rubio de Bobadilla)

                                      Pablo Pérez Hidalgo, (Manolo el Rubio) o (El Rubio de Bobadilla), fue un guerrillero antifascista que se echó al monte operando principalmente en la Serranía de Ronda  y las sierras orientales de la provincia de Cádiz.

                                          Nació en Bobadilla (Málaga) en 1911, afiliado a la UGT y secretario del PCE de Bobadilla. En 1935 fue detenido y condenado a 6 años de prisión permaneciendo interno en la cárcel de Málaga hasta su liberación tras la amnistía de febrero de 1936. Tras el golpe militar, se incorporó a las milicias marchando al frente de Málaga a luchar junto a los leales a la República. Allí permaneció hasta el 29 de enero de 1937. Al disolverse las milicias se integró al ejército de la Republica, donde fue sargento, ascendiendo a teniente y posteriormente a capitán.

Pablo Pérez Hidalgo, Manolo el Rubio.
Archivo: elespañoldigital.com


                                      Combatió en el frente de Granada y en el de Teruel. Cuando terminó la guerra le sorprendió en Abejuela (Teruel) al frente de un batallón de la 215 Brigada Mixta, dirigiéndose a Valencia, desde donde junto a su compañero Remigio Hevia marchó hasta Albacete. No resignado con la derrota, y en compañía de su camarada Remigio Hevia, se dirigió a la Serranía de Ronda donde llegó a mediados de mayo de 1939 a hacer la guerra de guerrillas y preparar la insurrección general. 
 
                                         En sus primeros años en la sierra, se incorporó a la partida de guerrilleros de sus parientes Los Morenos de Cortes. Tras separase de ellos formó su propio grupo independiente: La partida de Manolo el Rubio, donde tuvo de compañeros a Remigio Hevia (Antón el Asturiano), Juan Pozo González y el Vinagre de Casares. Su centro de operaciones fue la Serranía de Ronda y la zona oriental de Cádiz. A mediados de 1943, tras la incorporación en su partida de nuevos guerrilleros que el PCE enviaba desde Argelia y Marruecos –ya había tomado contacto con el Comité Regional del PCE de Málaga-, pasó a denominarse Agrupación Stalingrado de la que fue nombrado Jefe. A pesar del cambio de nombre y los esfuerzos de Pablo por dotarla de contenido político, la nueva agrupación seguirá operando como cualquier grupo de resistentes donde lo que primaba era la supervivencia. Con este grupo más nutrido trató de ampliar su radio de acción internándose también hacia las sierras costeras del sureste de Málaga, pero al poco tiempo tuvo que desistir y replegarse de nuevo a sus territorios habituales de Sierra Bermeja y la zona oriental de Cádiz. La agrupación permaneció en activo hasta 1945, fecha en que se refundió en la Junta Nacional de Guerrilleros Antifascistas del Sector Sur.

                                             La Junta Nacional de Guerrilleros Antifascistas del Sector Sur se constituyó en el verano de 1945, en ella se intentó organizar bajo una misma estructura político-militar y un mando único a los grupos guerrilleros de diferentes ideologías que operaban en Sierra Bermeja y la zona oriental de la provincia de Cádiz. Se reunieron en Genalguacil en la vivienda de Prudencio del Río Trujillano, unos quince líderes guerrilleros en representación de las distintas partidas y grupos. La convocatoria partió de Pablo Pérez Hidalgo líder de la Agrupación Stalingrado.
                                            
Pablo Pérez Hidalgo, Manolo el Rubio
Archivo: blog Paisajes de la Guerrilla

                            
                                 A la convocatoria del carismático líder acudieron representantes de varios grupos: Los Morenos de Cortes; de Juan Vigil de Quiñones (Juanito); de José Flores García (Chato Cuarterón), así como los grupos libertarios de Ubrique y de Juan Toledo Martínez (Caracoles).

                                                 Para desempeñar el cargo de jefe político se nombró al enviado del PCE, José Chicón Martín, ex comandante del Ejército Republicano y jefe del Batallón México, que recientemente se había fugado de la cárcel Málaga donde estaba recluido.

                                             El organigrama de dicha agrupación se conformaría de la siguiente manera:

Jefe Político: José Chicón Martín (Chicón)
Jefe Militar: Pablo Pérez Hidalgo (Manolo el Rubio)
Lugarteniente: Juan Vigil de Quiñones (Juanito)
Estado Mayor: Miguel Pérez Pérez (Polonio) Francisco Moreno Barragán (Benito), Domingo, Barbero, Miguelete y Guillermo.

                                         Ante la brutal represión de las fuerzas del orden del Nuevo Estado de acabar de una vez por todas con la guerrilla, los líderes guerrilleros: Bernabé López Calle (Comandante Abril) que comandaba la Agrupación de Guerrilleros del Campo de Gibraltar y Pablo Pérez Hidalgo (Manolo el Rubio) capitaneando la Junta Nacional de Guerrilleros Antifascistas del Sector Sur, tuvieron varias reuniones  a principios de 1949. Conscientes que la lucha contra su poderoso enemigo sólo podría llevarse a cabo si se fusionaban ambos grupos y el resto de partidas que operaba entre la Serranía de Ronda y las sierras orientales de la provincia de Cádiz. Tras esas reuniones, dichas facciones se fundieron en una: La Agrupación Fermín Galán, de la que Pablo fue Jefe de Estado Mayor y Bernabé Jefe de la Agrupación.

                                               La asamblea constituyente de esta nueva agrupación guerrillera apoyada por el Comité Regional del PCE de Sevilla, se celebró en la Sierra de las Cabras en el término de Jerez de la Frontera.

                                    Entre otros muchos puntos del Acta, se acordó los siguiente: 
"[...]Para la buena marcha de la Agrupación, controlar a los grupos dispersos en las provincias de Cádiz y Málaga y encuadrarlos bajo la dirección de su Estado Mayor.

                                 Se conceptúa a los presentados (desertores) como enemigos, los que a juicio del Estado Mayor serán juzgados por Consejo de Guerrilleros.

                              Se propone la confección de un articulado de justicia para los traidores.

                            Hacer un llamamiento a la lucha para los que se hallan en Tánger, etc.[...]"

                                 Para tener una mejor organización y ejecución de las acciones armadas resolvieron dividir el territorio en cuatro sectores. El Primer Sector que comprendía el término de Cortes de la Frontera hasta la estación de Gaucín, lo controló el grupo que mandaba Francisco Moreno Barragán (Benito). En el Segundo Sector, términos de Ubrique, Algar y Jerez de la Frontera, actuaba el grupo que mandaba José Lobato Floria (Lobato). El Tercer Sector, que abarcaba los términos de Montejaque, Grazalema y Benaoján, estaba controlado por el grupo de Juan Toledo Martínez (Caracoles) y por último, el Cuarto Sector que abarcaba los términos de Alcalá de los Gazules, Jimena de la Frontera y Los Barrios quedó bajo el mando de Juan Francisco Domínguez Gómez (Pedro el de Alcalá). [18]
 
                                A la muerte de Bernabé López Calle (Comandante Abril) Jefe de la Agrupación Fermín Galán en la madrugada del 31 de diciembre de 1949,- por la delación de (Largo Mayo) uno de los miembros de su grupo- en un enfrentamiento con fuerzas de la Guardia Civil en el campamento del Cerro de la Atalaya situado en la Garganta del Jurado en las inmediaciones de Medina Sidonia, Pablo Pérez Hidalgo tomó el relevo siendo designado jefe absoluto.

                       En los últimos días de 1950 quedando sólo siete hombres, decidieron disolver los restos de la Agrupación Fermín Galán. Pablo aquejado de reuma en su rodilla izquierda, se despidió de sus compañeros informándoles que abandonaba la lucha armada para retirarse y esconderse. Les entregó sus armas ya que no iba a necesitarlas. Los vio marchar por una cañada hacia el Sur y a los dieciocho días de separarse, por un chivatazo cuando estaban a punto de pasar a Marruecos, la Guardia Civil los mató a los seis en una emboscada.

                             "[...]Sus compañeros, cayeron abatidos en una redada de la Guardia Civil el 18 de diciembre de 1950. Según consta en el libro de defunciones del Registro Civil de Algatocín, aparecen las actas de esos guerrilleros abatidos, incluido Pablo que también se le dio por muerto: Francisco Moreno Barragán “Benito”, soltero, natural de Cortes, 43 años, jornalero; Juan Toledo Martínez, “Tarantulo” y “Caracoles”, soltero, de los Barrios (Cádiz), 34 años; José Guerra Galván, “El Guerra”; Juan Vigil Quiñones, “Juanito”, de Marbella, 31 años, impresor; y Francisco José Domínguez Gómez, “Pedro el de Alcalá” (no identificado exactamente)”.

                          El acta de Pablo dice así
<<Pablo Pérez Hidalgo, inscrito a las 12 horas y cincuenta y cinco minutos del 20 de Diciembre de 1950, (a) Manolo el Rubio, de 38 años, nacido en Bobadilla. Hijo de Pablo y Catalina. Obrero del campo. Murió el 18 de Diciembre a las veinte horas por heridas recibidas por arma de fuego en lucha con las fuerzas de la Guardia Civil. Que actuaba en la partida conocida por “Los Moreno”. Bandolero no identificado exactamente. Actuaron como testigos: Francisco Corrales y José Moreno de la Rosa>>.
La Guardia Civil, al decir de éste, hizo llamar a su propio padre, que vino desde Bobadillla para el reconocimiento del cadáver. Cuando lo vio, respondió afirmativamente a la pregunta de si pertenecía a su hijo, y así se lo hizo saber al juez y a su propia familia. Nunca sabremos si el padre, consciente de que no era su hijo, hizo aquella declaración para que dejaran de buscarlo o, si por el contrario, realmente se confundió. Sea como fuere en Bobadilla se celebró su funeral y se guardó luto por él durante bastantes años[...]. [19]

                                     Al quedar solo, - se le conoció como el último guerrillero de la Serranía de Ronda- se refugió en un chozo por el Majadar conocido también como El Cerro, perteneciente al término municipal de Genalguacil, una casa enclavada en la ladera norte de Sierra Bermeja, en un bellísimo  paraje, a unos mil doscientos metros de altitud y a cuatro kilómetros de distancia de ese pueblo, rodeada de castaños, alcornoques, pinos, olivos, higueras… que perteneció a una familia cuyos dos hijos habían sido compañeros suyos en la guerra[20]: Domingo y Restituto, que tenían entonces 18 y 21 años respectivamente. A uno lo fusilaron aquí y al otro en Francia (estaba en la resistencia y lo mataron los alemanes.)

Pablo Pérez Hidalgo, Manolo el Rubio y Ana Trujillo
La Oveja, Archivo: Blog, Paisajes de la Guerrilla

                                 Un día en su recorrido con la guerrilla, recordó el nombre de los dos compañeros y preguntando por El Cerro conoció a sus dueños. [...] El padre se llamaba Domingo Trujillo Moreno más conocido en el pueblo por el apodo “El Oveja” y su mujer, Ana Herrera Domínguez. Además de los dos hijos que perdieron en la guerra, tenían tres hijas: Dolores, Lucía y Ana. Antes de que los fascistas entraran en Genalguacil, Ana, la hija, y Dolores, se habían destacado por pertenecer a las Juventudes Socialistas del pueblo y cuando ellos llegaron las cogieron y, como escarmiento, les cortaron el pelo al cero, les colgaron del cuello unas pistolas descargadas y les hicieron pasear de esa manera ataviadas por todo el pueblo. Ana estaba casada con Miguel, que también se había hecho miliciano. Del matrimonio no les nació ningún hijo puesto que el único que Ana engendró nació prematuro y murió al poco tiempo.
                     Las cosas se pusieron muy negras para esta familia ya que al marido de Ana, a Miguel, lo habían cogido prisionero los nacionales y, una vez conducido a Málaga, había sido también fusilado. Al finalizar la guerra, y ante la represión que se les venía encima, Dolores, su marido y sus dos hijas, junto con Ana, decidieron huir a Francia. No les fueron muy bien allí las cosas puesto que los franceses, al decir de Ana, amenazaron a las mujeres con quitarles las hijas si no se volvían a España y tuvieron que volver a cruzar la frontera y venirse para abajo, simulando que una niña era de Dolores y otra de Ana. El marido de Dolores tuvo que quedarse en Francia de donde no pudo regresar[...]. 

                     Ana se fue a vivir al Cortijo “El Cerro”, con sus padres y Dolores se quedó con sus hijas en el pueblo, donde vivía su hermana Lucía, también casada.

          Fragmento de uno de los testimonios orales de Pablo Pérez Hidalgo al maestro y escritor Isidro G. Sigüenza en su libro, Bandoleros en la Serranía de Ronda[...]Yo sabía que Anita me recogería, con la completa seguridad de que no me iba a denunciar. Al contrario, tenía la certeza de que me protegería con todo silencio para no ser descubierto por nadie, y aquí estoy, como le he dicho, desde el año 49[...].


                       En esa choza vivió Ana Trujillo Herrera. Más tarde se declaró un incendio en la choza, volviendo a construir en su lugar una pequeña casita que sería la que serviría de aposento y refugio de Pablo durante veintisiete años. Junto a la casa había un pequeño chozo donde guardaban la paja, y ahí era donde también alternaba su encierro.
Cortijo del Cerro en 1976, refugio del Rubio de Bobadilla
Archivo: blog, Paisajes de la Guerrilla


32 El padecimiento de esta mujer debió ser inmenso. Al temor de que alguien descubriera la presencia del bandido en su casa, y la represalia que en consecuencia sufriría, hay que unir el propio temor, más doloroso por lo íntimo, de ocultar su relación con Pablo sin que lo supieran sus propios allegados. Un embarazo desafortunado hubiera dado muchísimo que hablar en el pueblo. La unión y el amor que esta pareja, Pablo y Ana, se demostraron en el tiempo que yo los traté, hablaba a las claras de que entre ellos había una relación de estrechísima complicidad [21]

                         En esos veintisiete años, desde esa privilegiada atalaya, Pablo podía divisar las fiestas y procesiones del pueblo de Genalguacil, oyendo las campanadas de la iglesia de San Pedro Mártir de Verona, el altavoz del Ayuntamiento o los de las camionetas de los vendedores. Sólo salía por la noche para estirar las piernas aprovechando para cortar un haz de leña para la chimenea. Tenía tres chuchos de monte atados en árboles alrededor de la casa, que eran sus mejores guardianes, se llamaban como no podía ser de otra manera: “Alegría”, “Libertad” y “Revolución” a los que conocía tan bien que, sabía discernir por los diferentes tipos de ladridos, si se acercaba una persona o un animal.

                                        La vida era muy monótona y Pablo echaba de menos su vida de guerrillero por la sierra, un día aquí y otro allá. Durante el día, permanecía dentro de la casa leyendo alguna que otra novela o periódico que le traía Ana del pueblo. Más tarde compraron una radio transistor por la que escuchaban la clandestina Radio Pirenaica, Radio La Habana y otras emisoras de países comunistas.
Cortijo del Cerro en 2001, refugio de Manolo el Rubio.
Archivo: blog, Paisajes de la Guerrilla


                                       No solía bajar de la sierra, pero en una ocasión, Pablo tuvo que bajar clandestinamente a Estepona- donde tenía muchos amigos-, para que le sacaran unas muelas.

                                    La familia Trujillo lo trató como a un hijo. A los tres años, hizo vida marital con Ana sin que sus padres lo supieran para no hacerles sufrir. Ana era viuda de guerra. Su marido era miliciano. Lo hicieron prisionero en el Frente de Teruel, trayéndolo a Málaga donde lo fusilaron. El padre falleció en 1954 y la madre en 1976.

                    En marzo de 1969, hubo un decreto de prescripción de responsabilidades penales de la Guerra Civil, pero éste, no se fiaba de nadie y menos del gobierno franquista y permaneció oculto. No fue hasta octubre de 1977 en que el rey D. Juan Carlos otorgó el real decreto de amnistía tras la muerte de Franco, cuando decidió preparar la documentación para reaparecer.

                          El siguiente extracto entrecomillado es del libro Los Topos publicado en 1977 por Jesús Torbado y Manu Leguineche, y posteriormente editado en 1981 en Estados Unidos y traducido al inglés con el título, The forgotten men:
“[...] los trámites los llevé a cabo de forma que nadie se enterara salvo una persona, don Manuel, el cura.

El 23 de agosto de 1976 salí hacia Estepona de madrugada. Ana me había regalado una mochila, me la eche al hombro, como un turista más, me cubrí con un sombrero de palma y eche camino arriba para visitar al párroco de Estepona, don Manuel Ariza. Se me hizo de día al cruzar el puertecito de El Posteruelo. Crucé con gente en las veredas pero nadie me detuvo. Serían las tres de la tarde cuando entré en Estepona: son casi treinta kilómetros.
 
Todo empezó a resultarme extraño, las personas y sus vestimentas, los altos bloques de casas, las riadas de coches. Iba con los ojos abiertos como el que está criado en pleno monte y no ha visto a nadie durante treinta años. Lo cierto es que me sentía asustado y no sé concretamente por qué. No era el temor a que me llamaran la atención o me detuvieran porque pasé junto a la misma puerta del cuartel de la Guardia Civil. Era más bien por la inercia acumulada de vivir al margen de todo y en especial de veintisiete años inmóvil en un espacio de pocos metros. Todo lo que yo recordaba de esa costa eran pueblos blancos de pescadores y campesinos. Aba me habló de todo lo que se había hecho y de que todo estaba muy cambiado, pero me quedé quieto del asombro cuando contemplé toda la costa desde lo alto de un cerrillo. Donde antes había unas casas salpicadas entre pitas y chumberas, ahora se abría una carretera como una calle que llegaba hasta Málaga. Una calle rodeada de rascacielos y en la que se paseaban mujeres casi desnudas. Los turistas han venido aquí a lo que ha venido todo el mundo, a explotarnos, a quedarse con nuestras tierras. El beneficio ha sido de cuatro perras gordas pero ¿cuántos millones se llevan a cambio?.

Cuando me presenté en la iglesia de Estepona expliqué a don Manuel quién era yo, lo que había hecho y por qué acudía a buscarle. Me aceptó sin más indagaciones. Fui a verle a él precisamente porque en los últimos tiempos de la guerrilla escuché decir a los campesinos que era un cura bueno y justo. Los pobres acudían a sus sermones porque atacaba los abusos de los capitalistas. A ese hombre lo han denunciado infinidad de veces y lo han calificado de comunista para lograr desalojarlo de la parroquia. Es de mi edad pero está mucho más gastado que yo. Por lo que me habían dicho de él, sabía que era abogado de los trabajadores, que los defendía en cualquier pleito que hubiera por huelga, por quiebra o por otros conflictos sociales. 

Si me presento antes es probable que se me hubiera arreglado todo. Cuando Herrera Oria vivía, que era íntimo de don Manuel, se hubiera podido resolver mi caso porque al margen de sus ideas era un obispo comprensivo. El obispo sabía que al menor síntoma las autoridades aplicaban la ley de fugas y luchó para que se respetaran los derechos humanos. Yo veía que la religión en 1976 había dado una vuelta de ciento ochenta grados respecto a cómo actuaba en tiempos de la República. ¿De cuándo acá se iban a escuchar cosas así en aquellos años si en España no hubo más que un cura que se hizo republicano, que fue don Juan García Morales y le excomulgaron en seguida? Sin embargo vemos ahora que hay curas con otra manera de pensar. He decidido casarme con Ana por la iglesia, no acaba de gustarme el procedimiento, pero me casaré así, más que nada por regularizar mi situación. Don Manuel se me ofreció para las bendiciones. Aquella noche dormí en Estepona en casa de una familia conocida de otros tiempos y al día siguiente volví a mi refugio en el cerro. Don Manuel me aconsejo: <<Te vuelves allí y procura ya no andar tan escondido>> A pesar del consejo no las tenía todas conmigo, los chivatos, los traidores de siempre podían estar al acecho. Me daba cuenta, eso sí, de que mi situación estaba cambiando por completo. Era cuestión de pocas semanas, incluso días. [...]”.

                          Cuando falleció la madre de Ana el 24 de noviembre de 1976, para que no sospecharan que en pleno monte vivía una mujer sola, por la noche bajaba al pueblo a dormir a casa de su hermana.

                      El 9 de diciembre, de madrugada – Ana estaba en Genalguacil -los perros empezaron a ladrar, el especial sonido de los ladridos le alertó que eran varias personas, se asomó y vio guerreras verdes pidiendo que saliera con los brazos en alto. Le hicieron un breve interrogatorio en un ambiente muy cordial que le hizo recordar la diferencia que había entre la Guardia Civil de la posguerra a la actual. Bajaron hasta Genalguacil, de allí lo trasladaron a Jubrique para terminar en el juzgado de Marbella donde le hicieron un atestado, comunicándole que era un hombre libre para transitar donde creyera oportuno.

                           Supo de inmediato que quien lo había delatado había sido el estanquero de Genalguacil, porque, aunque Ana hacía la compra de la ropa en La Línea o en Ronda para que nadie sospechara nada, la semana antes, se le había acabado el tabaco y estando con el síndrome de abstinencia, le pidió a ésta que, aunque lo metieran en la cárcel que bajara al pueblo a comprarle un cartón de “Ducados”. Como la gente sabía que Ana no fumaba, dedujeron que estaría conviviendo con un hombre. Corrió el rumor por el pueblo que podría ser su marido que hubiese escapado del pelotón de fusilamiento.

                                Cuando volvieron de Marbella conectaron la radio y en el boletín de noticias locales dijeron que había sido descubierto porque “La Oveja” había bajado al pueblo a comprar tabaco negro y sabiendo que ella no fumaba, el estanquero pensó que debía tener oculto en su casa a un hombre.[22] 

                                      El estanquero desmintió ante los periódicos y la radio que lo hubiera delatado. Ese dato también lo desmintió categóricamente su hijo dando su versión de los hechos, donde argumentó lo siguiente en defensa de su padre:“[…]Días antes de la detención de Pablo, se presentó en el estanco el que fuera alcalde de Genalguacil en aquellas fechas y le comentó a mi madre, estando yo presente, lo siguiente: - Dolores, ¿sabe usted que han visto saltar del carril abajo al marido de “La Oveja” y que no está muerto…? (el marido de Ana “La Oveja” había muerto en la guerra). Mi madre le respondió: - Entonces con razón mi prima venía a comprar tabaco (Ana era prima de mi madre). Éste es el único comentario que le hizo mi madre al alcalde, y no como denuncia, ni mucho menos, ya que mi madre como he dicho anteriormente era familia suya y además la apreciaba mucho. A los pocos días fue detenido Pablo en “El Majar”. Ana venía a mi casa a comprar tabaco, yo le he despachado muchas veces. Su finca está cercana al término de Jubrique. Ella comentaba, como para justificar la compra del tabaco, puesto que vivía sola con su madre en el campo, que se lo habían encargado unos de Jubrique que tenía haciéndole trabajos en el campo. Después sí es sabido por muchos vecinos del pueblo y colindantes a la finca, que a Pablo se le veía algunas veces por allí, en otras ocasiones, cuando pasaban los vecinos cerca de la finca por la tarde para volver al pueblo no había labores realizadas y por la mañana cuando volvían el campo estaba labrado o limpio. También se sabe que Pablo había bajado a Estepona por aquellas fechas a ver al padre Manuel, conocido cura de Estepona, para ver la posibilidad de entregarse. Ésta es la verdad y en ningún momento hubo ni denuncia ni chivatazo a la Guardia Civil por parte de mi padre […]"[23]

                             El hijo que Pablo tuvo con su novia de Bobadilla mientras combatía en el frente de Teruel y al que no conocía, vino a visitarlo. Aquel entendió las razones por la que su padre no se puso en contacto con ellos y mantuvo muy buena relación. La segunda vez que lo visitó, vino acompañado de su esposa, llevándole a sus dos nietos para que los conociera.
 
                                   A Josefa Hurtado, su novia y madre de su hijo, la Guardia Civil no la dejó en paz hasta que murió en 1962. Estaban convencidos que debía saber dónde se escondía. Sufrió cárcel, interrogatorios, persecución incluso cuando se fue a servir de criada a una casa en Málaga para sobrevivir y cuidar a su hijo. Allí siguieron hostigándole hasta tal punto que el dueño de la casa se enfrentó a ellos pidiéndoles que la dejaran en paz.

                                   Como el padre de Pablo reconoció su “cadáver”, ella también lo dio por muerto, guardando luto por él.[24]

                                    El siguiente documento es la contraportada de un manuscrito de puño y letra de Pablo, donde escribió las respuestas a las preguntas que le hicieron los alumnos del profesor Isidro G. Sigüenza, en un interesante trabajo en su colegio de Cortes de la Frontera que aquel se ofreció a realizar dada la amistad que trabó con el profesor. Dice así: 
"Esperando que os sea útil este trabajo me presto a ayudar a vuestro profesor D. Isidro García.
A todos mis mas cordiales saludos.
Pablo Pérez Hidalgo
Día 26 de junio 1984"

Manuscrito físico propiedad del profesor Isidro G. Sigüenza


                           Pablo vivió el resto de su vida entre el pueblo de Genalguacil donde Ana tenía una pequeña casita de dos habitaciones, repartidas entre la planta baja y la superior y la choza de El Cerro, a la que ascendía todos los días a las siete de la mañana con la agilidad de un mozalbete. Nunca fue al bar del estanquero el que supuestamente lo delató, sino al de su amigo, el anarquista Veremundo Álvarez con el que compartía junto a su amigo Celedonio, café e interminables charlas sobre política y comunismo.[25]

                              Fue hasta el día de su muerte, un rebelde y fiel defensor de sus ideales.


SECUESTROS

                               Secuestro de Ramón Sánchez de Ibargüen Troya

                                          Ramón Sánchez de Ibargüen Troya de 24 años, hijo del propietario de la finca Las Posadas en el término de Arcos de la Frontera, fue secuestrado por la partida de Los Morenos de Cortes de la que era miembro en aquella época Chato Cuarterón. El pago del rescate fue de 375.000 pesetas. 

                                      Secuestro de Manuel Díaz Guerrero

                         José Flores García, Chato Cuarterón, con sus compañeros de partida fueron los autores de secuestrar en 1943 por dos veces a Manuel Diaz Guerrero, padre de las taquilleras del cine Salón Anita. En el primer rescate pidió 17.000 pesetas y en el segundo 20.000, dinero que no disponía la familia y que le fue prestado por Anita, hermana de Cándido Ortiz Lozano, alcalde y juez municipal. Anita y Cándido eran sus vecinos de calle Los Reyes. Para que la familia se apresurara en reunir el dinero, lo metieron desnudo en las gélidas aguas de un río en un frío mes de enero.[26] La familia de Manuel Díaz fue procesada por no haberlo denunciado a la Guardia Civil y haber pagado el rescate. [29]

                              Secuestro de Sebastián de Hoyos Cano

                       Sebastián de Hoyos Cano, hijo del armador y dueño de la conservera cerca del puerto, Sebastián de Hoyos Ledesma, fue secuestrado por dos veces. La segunda vez lo liberaron con el simple compromiso de pago por parte de él ya que habían hecho amistad, lo que se conoce actualmente como el Síndrome de Estocolmo[27]

                               Secuestro de Enrique López Gómez

     "[...] El 1 de agosto de 1941 fue secuestrado en Estepona Enrique López Gómez, de 24 años, [29] hijo del acaudalado terrateniente, propietario y alcalde, Antonio López Chacón. Enrique era un joven muy brillante en sus estudios.[28]. Varios hombres armados llegaron de noche a su finca de la "Viña del Cura"[29]  (la denominación de esa viña es porque un tío de Antonio López era sacerdote y dejó  dicha finca en herencia a su sobrino) [28] y se llevaron al joven Enrique. Mientras encargaron a su padre que depositara 100.000 pesetas en "Peñas Blancas", cerca de Jubrique. El secuestro fue aquella misma noche denunciado y el rescate del muchacho se frustró. La Guardia Civil siguió al arriero que tenía que entregar el rescate en el punto señalado por los secuestradores, pero estos no entregaron al muchacho ni fueron a recoger el dinero porque o bien vieron que detrás venia la Guardia Civil, ya en la sierra, o bien alguno de ellos se quedó vigilando a su padre y averiguaron que este denunció el secuestro en el cuartel. Enrique López nunca apareció.[...] Quizá en un principio, la Guardia Civil asoció el secuestro con la partida de "Manolo el Rubio". Sin embargo, del mismo se confesaría autor, entre otros, Remigio Hevia, "El Asturiano". Aunque durante varios meses las investigaciones sobre el secuestro fueron totalmente infructuosas, se sospecho de la autoría de Remigio Hevia, cuando una prostituta de Estepona reveló su presencia en un prostíbulo situado a las afueras de la población. La detención de  "La Ciega", encargada del burdel, y dos prostitutas la llevó a cabo la Policía Municipal de Estepona. Se sospechaba que la casa era visitada por los huidos, las prostitutas, una de ellas menor de edad, declararon que "El Asturiano" estuvo durante la feria en Estepona, no solo en el prostíbulo sino también en una taberna de los alrededores del mercado. A raíz de su testimonio fueron varios vecinos encausados. La dueña de la casa fue procesada por corrupción de menores y encarcelada junto a las dos pupilas, una de 17 años y otra de 20. Sin embargo, mientras se investigaba este hecho, (el secuestro de Enrique) Hevia intervenía junto con "El Mandamás", que después lidera una partida en la zona de Coín, en un atraco, realizado el 31 de agosto de 1941 en el "Cortijo Navarrete", en el término de Alhaurín el Grande, a cuyo dueño, José Díaz, le exigieron 125.000 pesetas. Díaz y su familia identificaron a Hevia como uno de los atracadores. "El Asturiano" fue detenido y procesado. Fue entonces cuando confesó su intervención en el secuestro de Enrique López en el que, según su propio testimonio, participaron, "Ricardo" vecino de Marbella; Manuel González, de Mollina; "Juanito" de Cortes de la Frontera y Miguel, "El Pepiso" de Alhaurín el Grande[...] A primeros de septiembre es posible que el joven hijo de Antonio López aún estuviera vivo. Según informó a Manuel González, "El Asturiano" pensaba seguir negociando con su vida pero el muchacho jamás apareció. Remigio Hevia fue detenido poco después y ejecutado el 4 de abril de 1942 en el cementerio de San Rafael de Málaga [...]". [29] 
 
                         En 1943, se publicó en ABC una declaración del juez de Primera instancia, accidental de Estepona, Ignacio Pérez de Vargas y Quirós, a instancias de  Antonio López Chacón, donde se comunicaba la ausencia legal de su hijo Enrique. Con toda probabilidad, este comunicado obedecería a que aunque el cuerpo no apareció, tendrían que declararlo como fallecido por temas legales de herencia y demás. 
Publicado en ABC (Madrid), 16/6/1943


                  En el BOE de 14 de febrero de 1950, viene publicada una declaración del Juez de Primera Instancia accidental de Estepona, José Vegazo Guillermo, a instancias de Ana Gómez Martín viuda de Antonio López Chacón, declarando de nuevo la ausencia legal de su hijo Enrique. Este trámite debió realizarlo Ana tras el fallecimiento de su marido y, de nuevo, para formalizar legalmente los temas de herencia.

BOE, 4/3/1950


                       Es cuanto menos curioso que en ambos comunicados no mencionen el secuestro como motivo de la desaparición perpetrado por los maquis de la sierra. Las autoridades franquistas siguiendo su línea de no información sobre algo que le escocía como era la resistencia armada contra el franquismo, se cuidaron muy mucho de no publicitarlo ya que para ellos suponía un fracaso en la represión de éstos. 

                                  Secuestro de Bartolo Mata Hormigo

                       Un día de 1943, Bartolo Mata Hormigo de sólo 14 años de edad, se encontraba recolectando tomates en su campo de Corominas,[30] cuando los maquis José Martín Guerrero  "El Pipero" y Antonio Mena Navarro "Tiburcio" [29] que operaban en Sierra Bermeja, bajaron a secuestrarlo en pleno día. Pidieron por dicho secuestro un rescate de 65.000 pesetas, con la amenaza que si antes de las doce de la noche no lo abonaban, lo pasarían por las armas. La carta la dejaron los maquis en el campo de los Bazanes que lindaba con el del padre de Bartolo, quienes al leer la misiva, alertaron inmediatamente a la familia.
                         José Mata Gil, padre de Bartolo, recurrió a sus amigos Melchor Illescas Pavón y a Juan Márquez para que le prestara el dinero.
                   José Mata Gil era agricultor y también tenía tierras en Arroyo Vaquero y Guadalmina, ésta última la compró por mediación de Melchor Illescas.
                         Melchor Illescas Pavón, era ya en aquellos años un comerciante acaudalado, hermano de la abuela materna del autor de este blog. 
                       Juan Márquez, vivía en  una casa en la plaza de las Flores y tenía una agencia en Guadalmansa.
                      A "El Pipero" lo capturaron y estuvo retenido en la cárcel de Málaga, desde allí, el juez llamó a la familia de Bartolo para que testificaran, pero como ese suceso le causó tanto dolor, optaron por no declarar.
                    A consecuencia del shock traumático que le supuso a Bartolo el secuestro, enfermó del corazón costándole la vida a los 24 años.
                      El joven secuestrado era sobrino paterno de Ana Mata Gil, esposa del insigne fotógrafo esteponero, Miguel Ramírez Huescar. Cuando aquel falleció, sus restos mortales fueron enterrados junto a los de su tío político, (el fotógrafo). En la lápida no reza el nombre de Miguel, sólo el del joven fallecido. [30] Tanto "Pipero" como "Tiburcio" se presentaron posteriormente a la Guardia Civil.[29]

José Mata Gil, padre de Bartolo, en diferentes épocas
de su vida. Archivo: Antonia Mata Hormigo.

                                   Secuestro de Francisco Atienza López

                            Francisco Atienza López fue secuestrado tres veces por José Flores García, Chato Cuarterón.

                                 Como comenté anteriormente, Francisco Atienza tenía una finca en el piedemonte de Sierra Bermeja. Allí trabajó Cuarterón siendo muy joven, donde lo trataron como a uno más de la familia, siendo muy apreciado por todos. En sus ratos libres jugaba con Antonia, la hija pequeña del patrón para entretenerla, llegando a enseñarla andar cuando tenía escasos meses de edad. También la distraía en sus juegos infantiles arrastrándola en una espuerta.

                     Teresa Macías, la esposa del secuestrado tuvo que pagar una fuerte cantidad de dinero por los rescates. Como siempre ocurría en estos casos, la pobre mujer temía por la suerte de su marido en manos de los maquis y por otro lado también a la Guardia Civil por no haber denunciado el secuestro que era un delito grave y para mas inri, tenía un yerno guardia civil (novio de su hija Antonia) al que no podía contar nada para no causarle problemas. Cierto es, que, de estos tres secuestros, dos de ellos lo perpetró la partida de Los Morenos de Cortes a la que pertenecía Chato Cuarterón, siendo el tercero por cuenta de este último cuando lideraba su propia partida. Si bien, los tres secuestros fueron incruentos, llegando el maquis incluso a justificarse lastimosamente ante su antiguo patrón, argumentándole que el hambre le daba severas dentelladas a su estómago.[31]



REFERENCIAS

 [1] ................... El País,13/8/2021
 [2][19][21]........ Bandoleros en la Serranía de Ronda, Isidro G. Sigüenza.
 [3][29] ............  Los días de la ira. Entre Mijas y El Guadiaro, de la República a                            la Sierra, Lucía Prieto Borrego
 [4] .................. Suplemento de El Mundo, 16/3/2003
 [5] .................. De la guerrilla a las fábricas. Oposición al franquismo del                                     Partido Comunista de España (1948-1962), David Ruiz
 [6].................... Fundación Pablo Iglesias, Archivo Amaro Rosal Díaz (AARD                                        298−18), vía Folleto de la Agrupación Guerrillera de Levante                                      y Aragón, junio de 1948.
 [7] ................... La España del maquis (1936-1965), José Antonio Vidal Castaño
 [8][10][12] ....... La caída en 1945 de una organización clandestina comunista,                            José Aurelio Romero Navas
 [9] ...................Testimonio oral de Ana María Burguillo
[11][13][18] ...... La guerrilla antifranquista en Andalucía, José Antonio Jiménez                             Cubero 
[14] ................. Asesinados en Estepona durante la dominación marxista, a Toda                               Costa
[15] [16][17]......Testimonio oral de Gloria Usero
[20][22][24][25] Los Topos, Manu Leguineche y Jesús Torbado
[23] ................. Memoria de Genalguacil y del Valle del Genal, blogspot
[26] ................. Testimonio oral de María Jesús Luque
[27] ................. Testimonio oral de Clotilde Chacón de Olszowski 
[28] ................. Testimonio oral de Teresa Janeiro
[30] ..................Testimonio oral deAntonia Mata Hormigo
[31] ..................Testimonio oral deTeo. F. Atienza



FUENTES

· Pax Augusta, web
· ABC Historia
· El País
· El Independiente
· Real Academia de la Historia
· Ponencia de Jesús N. Nuñez Calvo, publicada en Todos los Nombres
· Archivo Histórico Provincial de Cádiz
· Mundo Obrero vía, Ana María Burguillos
· El Periódico de España
· María Jesús Luque Ruiz
· Blog, Paisajes de la Guerrilla



BIBLIOGRAFÍA

MARCO, Jorge. Los documentos de Eulogio Limia Pérez y la guerrilla. Universidad Complutense de Madrid. HISPANIA NOVA. 

GARCIA SIGÜENZA, Isidro. Bandoleros en la Serranía de Ronda.

TORBADO, Jesús, y LEGUINECHE, Manuel: Los topos. Ed. El País–Aguilar, Madrid, 1999

Archivo libro The forgotten men:  Biblioteca Pública de Boston.

ROMERO NAVAS, José Aurelio. La caída en 1945 de una organización clandestina comunista en Marbella, San Pedro Alcántara, Estepona y otras localidades de la zona occidental de Málaga. Publicado en la Revista Cilniana.

ZARAGOZA FERNANDEZ, Luis. Radio Toulouse y la invasión del Valle de Arán.

DÍAZ DÍAZ, Benito y FERNÁNDEZ OLLERO, José Ignacio. Mujeres y hombres de la sierra. La guerrilla antifranquista en la Siberia extremeña y la Jara toledana (1939-1950).

CERÓN TORREBLANCA, Cristián Matías (2005), Consolidación y evolución del franquismo en Málaga 1943-1959, Universidad de Málaga. Tesis doctoral localizada por el profesor, José Luis Casado Bellagarza.

RUIZ, David, De la guerrilla a las fábricas. Oposición de franquismo del Partido Comunista de España (1948-1962).

JIMÉNEZ CUBERO, José Antonio. La guerrilla antifranquista en Andalucía. Censo y relación de guerrillas y guerrilleros (1939-1952)

PRIETO BORREGO, Lucía, Los días de la ira. Entre Mijas y El Guadiaro, de la República a la Sierra



AGRADECIMIENTOS

· A Isidro García Sigüenza, profesor y escritor que tuvo el privilegio de conocer y tratar personalmente a Manolo el Rubio, por facilitarme el capítulo de su libro: Bandoleros en la Serranía de Ronda que trata sobre él. 

· A mi amigo Teo F. Atienza q.e.p.d. en homenaje póstumo, por cederme el libro Los Topos donde hay un capítulo con una amplia biografía de Manolo el Rubio y por el testimonio oral sobre los secuestros de su abuelo, Francisco Atienza López.











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