Estepona y esteponeros: El dinero de Abd el-Krim

Sorprendente hallazgo en septiembre de 1924, de unos fajos de billetes de la efímera República del Rif, en la playa de Estepona.

De este descubrimiento se hicieron eco numerosos diarios nacionales y locales, cuyos recortes inserto más abajo.

Abd el-Krim (1882, Axdir-1963, El Cairo) Archivo: Wikipedia

Como introducción, hay que recordar que, Abd el-Krim (Muhammad Ibn` Abd el-Karim El- Jattabi), fue el cabecilla que lideró la insurrección de las cabilas rifeñas contra el Protectorado Español y Francés, propiciando la Guerra del Rif, donde el ejército español sufrió la gravísima y amarga derrota del desastre de Annual, arrojando un resultado de muerte de miles de soldados españoles. Quedaron tal cantidad de cuerpos insepultos que, al segundo día, los buitres solo comían cadáveres de comandante para arriba.

La gran mayoría de la tropa procedía de los estratos más humildes de la sociedad española.

Combatieron bajo un sol abrasador, mal equipados, con insuficientes alimentos, escaso entrenamiento y en una tierra hostil y desconocida, en el que las harcas rifeñas, mucho menos numerosos, tenían un perfecto conocimiento de su territorio, donde se movían con gran facilidad por entre los riscos de las inhóspitas montañas del Rif.

Contaban los supervivientes, que en aquel verano de 1921, ese paisaje ardiente y árido era lo más parecido al Infierno.

Abd el-Krim era un tipo inteligente, brillante y con una gran formación académica . Estudió derecho islámico en la Universidad de Qarawiyin en Fez y, también en la de Salamanca donde estuvo una temporada.

Periodista, escribía en árabe en una columna del diario melillense, El Telegrama del Rif; magistrado musulmán; Secretario indígena de la Oficina de Informaciones Políticas de Melilla y profesor de enseñanza primaria para hijos de marroquíes en dicha ciudad.

Abd el-Krim en la academia de árabe y Xelja de Melilla, 11-10-1918. Esta fotografía fue publicada
en el diario melillense El Telegrama del Rif. Está compuesta por el director de la Academia, coronel
de E.M. Juan Gil; el profesor, coronel José Riquelme; los intérpretes, Francisco Marín y Bonifacio Gómez; el capitán, Cándido López Castillejos y el profesor secretario, comandante Salvador Vila.
Esta foto fue facilitada por Nicolás Rodríguez López (sobrino del mencionado capitán Castillejos)
a mi amigo, el investigador melillense, José Marqués López, quien a su vez la cedió a la escritora
María Rosa de Madariaga donde aparece en su libro, Abd el -Krim, el Jatabi. La lucha por la Independencia.

Durante la guerra, Abd el-Krim creó la efímera República del Rif, una república muy moderna al estilo occidental, de la que se autoproclamó emir sin reconocimiento alguno de las demás naciones. Formó un gobierno compuesto por gente muy joven -la mayoría no superaba los 45 años-, con estudios superiores y dominio de idiomas . Emitió billetes de Banco de 1 y 5 riffans y eran muy singulares ya que, a diferencia de los demás países, estaban impresos sólo a una cara.

Fotografía de la magistral entrevista realizada el 2-8-1922 a Abd el -Krim en su cuartel general de Axdir, por el periodista Luis de Oteyza. Publicada en su libro: Abd el-Krim y los prisioneros.
El autor de la fotografía era Alfonso (Alfonsito) Sánchez Portela.

El siguiente, es un interesante y curioso artículo publicado el 13 de enero de 1973, en la revista semanal ilustrada Blanco y Negro:

El artículo en cuestión se debió a que, en ABC, se publicó un pequeño anuncio que decía: “Billetes de Banco. Vendo dos Repúblicas del Rif. Ejemplares rarísimos. Teléfono…”
Es por ello que, la revista ante el singular anuncio, envío a un periodista a entrevistar al dueño de los billetes.

Transcripción de la entrevista :

"EL DINERO DE ABD-EL-KRIM

Del cabecilla rifeño Abd-el-Krim, un tipo realmente belicoso, la gente joven sólo conoce su nombre y de oídas. La gente de más edad quizá esté a punto de olvidar la hispana y vengativa copla que cruzó nuestro país al conocerse su muerte:

Abd-el-Krim subió a los cielos

a pedir a Dios perdón

y le respondió San Pedro:

<<¡ Pídeselo a la Legión!>>

Ahora, en visperas de cumplirse el décimo aniversario de su fallecimiento (6 de febrero de 1963), vuelve el recuerdo de Abd-el-Krim de la mano de un anuncio diminuto publicado en <<ABC>>, Dice así: <<Billetes de Banco. Vendo dos Repúblicas del Rif. Ejemplares rarísimos. Teléfono...>>

El dueño de los billetes accede a mostrárnoslos. Es don Joaquín López Ferrer, ingeniero industrial con residencia en Madrid, e hijo del diplomático don Luciano López Ferrer, quien fue cónsul de España en Gibraltar (1924) y más tarde alto comisario en Tetuán (1931-1933).

-Vendo los billetes porque, como es lógico, para mí no guardan el significado que debieron tener para mi padre. Un amigo suyo se los remitió cuando era cónsul en Gibraltar. En esta carta explicaba la procedencia:

<<Los billetes proceden de Estepona. Los dio a conocer José Amado Collado, que reside en Algeciras, calle Gloria, 41, el cual, por medio del moro Kadur, hizo conocimiento de Abd-el-Kader, que vino acompañando a Algeciras al capitán Martín Alonso y al señor Ghirelli (de la Comandancia de Melilla). Presentó a estos señores a Amado Collado como negociantes interesados en minas y en toda clase de asuntos con el Rif. Propuso Amado Collado a los citados señores la adquisición de los billetes para darles curso entre las cabilas del Rif y con ellos se trasladó a Estepona, donde descubrieron que había gran cantidad de billetes en poder de varios vecinos y carabineros de aquel puesto. La gente del pueblo explicaba el hecho de tenerlos diciendo que el mar arrojó a la costa una caja y que, al disponerse a dar cuenta del hallazgo, descubrieron que contenía billetes de Banco. Entonces empezó cada cual a recoger cuantos pudo y se calcula que habrá unos 18 kilos en poder de vecinos y carabineros.>>

Revista Blanco y Negro, 13-1-1973

Según parece, los moros de la república del Rif tomaron poco en serio la moneda de Abd-el-Krim. Por lo visto dudaban que su valor fuera equivalente a los cinco francos de oro, tal como la estampación del Banco del Rif garantizaba. Los billetes fueron impresos solamente por una cara y debieron ser encargados a una imprenta londinense.

El señor López Ferrer no pedía gran cosa por el dinero de Abd-el-Krim: 500 pesetas por cada uno, con derecho a conservar la carta explicativa de su procedencia. No puede decirse, por tanto, que el interés del vendedor sea crematístico.

- Yo soy ingeniero. Me gusta tener en casa los papeles justos e indispensables. Como es lógico, conservo cartas y documentos de mi padre. Pero la historia de Marruecos no es mi profesión. La conozco bastante bien y no necesito ningún “souvenir” para recordarla

- Entonces, ¿no le importaría venderme los billetes ahora mismo?

- En absoluto.

- ¿Trato hecho?

- Sí, señor.

Don Joaquín López Ferrer se desprende de los billetes y relata que su bisabuelo – don Joaquín María López - proclamó la mayoría de edad de Isabel II porque en aquella época -1841- era presidente del Consejo de Ministros. <<En mi familia, dice, estamos bien abastecidos de historia.>>

I.C "

Billete de 5 riffans de la República del Rif. Archivo localizado por Teo F. Atienza

En la parte inferior derecha del reportaje hay una fotografía del cabecilla rifeño con una breve reseña:

"EL PERSONAJE

Era un hombre de baja estatura. Nació en 1882 en Axdir, corazón del Rif. Descendía de una familia noble. Estudió en las Universidades de Attarina y Saffarina y, con posterioridad, ejerció el profesorado en una escuela indígena. En virtud de sus conocimientos e influencia fue nombrado secretario de la Oficina de Informaciones Políticas de Melilla, donde desarrolló una amistosa labor de cooperación con España.

La causa principal de su enfrentamiento con nuestro país parece hallarse en la sospecha del Gobierno francés sobre su actuación durante la guerra (1914-1918) y fue acusado de colaboración con los alemanes. A requerimiento de Francia fue encarcelado por las autoridades de Melilla en Fuerte de Rostrogordo. Pero huyó de allí arrojándose por la ventana. - tras la caída, se rompió una pierna. Como consecuencia, le quedó la secuela de una cojera que arrastró de por vida -. Las acusaciones del Gobierno francés no carecían de fundamento: eran ciertas sus relaciones con los célebres hermanos Mannewsmann, quienes se interesaron en la explotación de las minas del Rif.

Abd-el-Krim se puso en contacto con enemigos de Francia y España. Al terminar la Gran Guerra se ocultó en las montañas del RIF, donde planeó sus acciones guerrilleras. Pocos meses después de la ocupación de Xauen por las tropas españolas (1920), Abd-el-Krim inició sus hostilidades en la localidad de Tafersit. Su acción le valió el prestigio de las cabilas de Beniurriaguel. Llegó a disponer de unos cien mil hombres para el combate. Y los combates fueron sangrientos. En 1924, Primo de Rivera, en una entrevista concedida al corresponsal de la United Press, resume la gravedad de la situación creada por el cabecilla rifeño en estos términos:

<<Abd-el-Krim nos ha derrotado. Tiene a su favor la inmensa ventaja del terreno y una masa fanática. Nuestras tropas están cansadas de la guerra y lo han estado desde hace años. No comprenden por qué tienen que luchar y morir por esta faja de territorio sin valor alguno ...>> (1).

El desastre de Annual aceleró la crisis de la Monarquía. Abd-el-Krim se convirtió en una auténtica potencia y formó su Gobierno, que recibió poderosa ayuda del exterior. La Unión Soviética apoyó al cabecilla del Rif en su empeño de crear una República. La acción conjunta de los ejércitos español y francés acabó con la insurrección. Abd-el-Krim se entregó a las autoridades francesas y fue confinado a la isla de Reunión. En 1947 recibió autorización para trasladarse al sur de Francia. Pero cuando el barco que le conducía hizo escala en Port Said, bajó a tierra y pidió la protección del rey Faruk. En 1957, el Gobierno marroquí le restituyó los bienes confiscados y un año después le concedió una pensión vitalicia. La muerte, a la edad de ochenta años, le sorprendió en El Cairo, lugar de su exilio, desde donde hacía proclamas y declaraciones encendidas en favor de la liberación de los pueblos oprimidos.

(1) Webb Miller, " I found no peace", Londres, 1940."